El último programa “La Tierra en que vivimos”, mintió y ocultó la enorme evidencia que responsabiliza a Celco-Arauco (Angelini) por el desastre natural en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter sobre el Río Cruces.
En el citado programa, en el que se mostraba el paisaje costero existente entre Mehuín y el extremo sur de Chiloé, se abordó el conflicto existente entre pescadores lafquenches y Celco Arauco. Este se origina en la intención de esta empresa de vaciar sus residuos tóxicos en sus costas, ubicadas en extremo norte de la Región de Los Ríos.
El realizador, Sergio Nuño, aseguró que los líquidos que emanan de los ductos carecen de contaminación. “Al momento de nuestra visita –relata Nuño- todo parece funcionar de acuerdo a lo establecido a juzgar por la transparencia de las aguas de las muestras tomadas en el punto de descarga”.
Poco después Nuño se pregunta: “¿Cuál fue la causa de la desaparición del luchecillo, y, en consecuencia, de las aves que se alimentaban de este?”. Y el mismo contestó, sin citar fuentes: “aunque al comienzo se asoció la puesta en marcha de la planta de celulosa Valdivia, con tan alarmante desastre ecológico, por ocurrir la muerte de los cisnes pocos meses después de la puesta en marcha de la industria, en febrero de 2004, posteriores estudios científicos, del más alto nivel, no han logrado establecer una relación directa entre ambos eventos”.
Nuño prosiguió su desembozada defensa de la empresa en cuestión al señalar que en la actualidad los residuos industriales líquidos (riles) que son vertidos al Río Cruces “han probado ser inocuos para la vegetación del humedal así como también para otros peces y animales acuáticos que habitan en el humedal”. Mientras eso se decía, se mostraba –a modo de supuesta comprobación- minúsculos peces navegado en un fondo barroso, carente de vida.
Nuño se hace otra pregunta: “¿por qué el luchecillo desapareció en el Cruces?” Y otra vez encuentra una respuesta que favorece a la empresa cuestionada: “una de las explicaciones más razonables se encuentra en la constante elevación del terreno -por razones geotectónicas- lo que ha hecho descender las aguas de los dos metros en los sesenta a los 80 centímetros de 2008”. Esta sería la razón de la muerte del luchecillo que necesitaría una mayor profundidad para poder vivir.
TVN sostuvo a través de La tierra en que vivimos que, dado que se ha llegado al tiempo límite de la autorización dada para seguir descargando sus riles en el río Cruces, “a la Planta Valdivia (de Celco) no le queda más alternativa, para seguir funcionando, que construir un ducto al mar. Ante esto, Arauco (Celco), ha presentado los estudios necesarios para asegurar a las autoridades pertinentes y a la comunidad, que las aguas industriales, debidamente procesadas, que se verterán al mar, no producirán un impacto ambiental que afecte perceptiblemente la vida de plantas y animales marinos más allá de la salida del emisario”.
Nuño, aseguró que al aprobar el Estudio de Impacto Ambiental, en febrero de 2010, la Corema de Valdivia, “consideró la opinión de todos los involucrados, en especial, de los habitantes de la costa, pese a lo cual algunos pescadores manifestaron su rechazo”.
Nuño y TVN en su relato omitieron y tergiversaron la información disponible. No dijeron que en marzo recién pasado, fueron entregados los informes periciales solicitados por la jueza Gloria Hidalgo, delPrimer Juzgado Civil de Valdivia, los que coincidieron ampliamente en responsabilizar a Celco por el desastre. La jueza Hidalgo sustancia este proceso contra Celco iniciado tras la querella presentada por elConsejo de Defensa del Estado (CDE) -en abril de 2005- que busca resarcir el enorme daño provocado al país por el desastre del humedal del río Cruces.
Entre los peritos había geógrafos, ecólogos, biólogos e ingenieros químicos. Seis de los siete concluyeron que las descargas tóxicas de Celco provocaron la disminución del luchecillo.
Según el doctor en Ciencias Biológicas, Jorge Alvarado, la tesis de la contaminación químico-industrial es la única capaz de explicar la “desaparición de la casi totalidad de las plantas acuáticas sumergidas, que esta desaparición haya ocurrido en todo el ámbito de influencia del cuerpo de agua del humedal, que se hayan visto afectadas (intoxicadas) las aves acuáticas herbívoras, que estos efectos se hayan presentado en unos pocos meses luego de la puesta en marcha de la planta Celco y que no haya ocurrido recuperación del sistema”.
El doctor en Ciencias Biológicas, Lohengrin Cavieres afirmó: “en mi opinión, los altos contenidos de clorato del efluente de la Planta Valdivia de la empresa Celco, que en varias ocasiones sobrepasaron lo permitido entre los meses de febrero a abril del año 2004, tuvieron una ingerencia importante en predisponer al luchecillo a una menor capacidad de tolerar la exposición a la intemperie (sequía) en la zona de los bañados en las bajas mareas, y las bajas temperaturas del invierno”.
El perito zoólogo Pedro Victoriano, concluye que “de acuerdo a los registros sobre los compuestos vertidos por la Planta Celco, el anión clorato fue detectado en cantidades importantes en el efluente, desde la puesta en marcha por más de dos meses durante el 2004. Dada la naturaleza química del clorato, que le confiere alta estabilidad y su carácter de biocida, debió afectar negativamente a la población de luchecillo del río Cruces. Estos efectos se sumaron a las condiciones ambientales desfavorables a las que había estado sometido el luchecillo generando su disminución drástica”.
La perito Julia Rodriguez apuntó a la negligencia de Celco-Arauco lo que se reflejaría en los 17 procesos sancionatorios iniciados contra la empresa.
Los peritos también hicieron mención de las descargas tóxicas de emergencia que hubo en episodios calificados como “fuera de control” los que habrían promediado uno por día durante el 2004.
Asimismo, hicieron notar las campañas de desinformación realizadas por Celco en las que culparon “a terceros con extrañas hipótesis y débiles explicaciones, evadiendo su responsabilidad o autoría en los hechos que produjeron el colapso y degradación ambientales hasta el día de hoy del humedal”.
Los ejecutivos de TVN, a juzgar por lo expuesto en el referido programa, son parte de esta campaña de mentiras y omisiones de Celco que están en la raíz del desastre. Cabe tener presente que la casi totalidad de los grandes medios de prensa han evitado referirse a los referidos informes periciales, siendo la excepción de esto Radio Bio Bio. Debido a esta desinformación las mentiras y omisiones de Nuño y TVN adquieren mayor gravedad.
Los peritajes sostienen que el desastre ambiental ha provocado no sólo un daño ecológico sino que también económico. Dan un ejemplo: en 2005 se produjo una baja de un 50% en el turismo de la Comuna deValdivia, impactando negativamente al PIB regional. Los seis peritos independientes afirman que, dada su responsabilidad en la catástrofe, sumado a su continuado accionar negligente, Celco debe compensar por los daños provocados “al activo potencial turístico y sentido de identidad de la comunidad valdiviana”. Estiman estos daños en 86 mil millones de pesos.
Sólo la limnóloga Irma Vila despojó de culpas a Celco al decir que las alteraciones ambientales fueron consecuencia de procesos naturales como la sedimentación. Vila desmintió que haya habido una mortandad significativa de peces en 2004 afirmando que lo que hubo fue “una emigración masiva del lugar”.
Cabe subrayar que el CDE había solicitado se rechazara incluir como perito a Vila haciendo presente al tribunal que ella no reunía el requisito de la imparcialidad necesaria, dado que ya había anticipado su opinión públicamente favorable a Celco. Esto lo había hecho a través de un informe que busca exculpar la responsabilidad de esta empresa, atribuyendo los cambios ecológicos a causas naturales.
Las mentiras y omisiones no pueden encontrar explicación más que en el interés por proteger a la citada empresa en momentos en que el juicio de responsabilidades civiles llega a su fin. ¿De qué otra manera podría explicarse el hecho que no hayan dado a conocer los citados y recientes oficiales emanados de una causa tan importante como el juicio que el CDE impulsa a nombre del Estado de Chile?
Pero el canal nacional fue más allá en su inaceptable manipulación de los hechos. Cuando el programa intentó dar una pincelada de la cosmovisión mapuche, con la idea de tratar de entender el rechazo de los lafquenche a las descargas de Celco, se mostró a un hombre, aparentemente pescador lafquenche, que balbucea una idea sin que se entienda absolutamente nada de lo que dijo. Se daba a entender que no sabía expresarse. También se mostró una muralla llena de confusos rayados en la que no se puede comprender mensaje alguno. Se muestra también un lienzo, aparentemente en contra de Celco, pero este aparece doblado por lo que no se puede leer lo que dice. Sólo al final se le dan 17 segundos al vocero lafquencheBoris Hualme en los que sostiene que lucharán hasta el final por cerrarle el paso a Celco. Pero dados los fundamentos vertidos en el transcurso del programa, dicha oposición aparece como un obsesión de un pueblo que carecen de fundamentos.
Sergio Nuño no entrevistó a ningún ejecutivo de la empresa. No fue necesario. El se encargó, mediante el uso del canal de todos los chilenos, de dar muy bien su versión.
Por Francisco Marín
El Ciudadano
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